martes, 31 de julio de 2007

Una vida quebrada a golpes

Toda muerte sacraliza, pero, en este caso, al convertir el hecho en suceso, la prensa la ha distorsionado, quedándose con lo monstruoso, lo diferencial, oscureciendo a Agustín Rueda hasta robar su recuerdo a la gente que lo trató. En este tipo de muerte, asesinato, muerto por algo o en nombre de algo es fácil caer en un olvido interesado o devenir héroe, fetiche de pocos. Agustín nunca quiso ser héroe. Trataremos aquí de acercarnos a su biografía y a sus escritos , para recuperar su imagen de hombre normal que incluso muere de forma – aún mas cruel y aberrante-"normal", porque es normal que cierta gente sea cruel y aberrante, y que la victima sea un Agustín Rueda Sierra, trabajador y libertario.

Nació el 14-11-1952 , en una barraca de la Colonia de Sallent, pueblo minero con importante porcentaje de inmigrantes. Madre tejedora y padre minero que, con el drama de la miseria habitual en la época, no conseguirían algo semejante a un piso hasta el 56, concedido por la empresa. Esta Colonia donde nace, será objeto de reflexión constante a lo largo de su vida: su pensamiento remitió a ella en todo momento. Acude a la escuela – otro hito- hasta el 8-7-66 en que finalizados los estudios primarios topa con su condición de hombre pobre: ha de conseguir trabajo. Cuatro años de aprendiz de matricero en una empresa auxiliar del automóvil (Metalauto entonces, Authi luego, al cambiar de propietarios. Ahora Commetasay) a 8 km de la Colonia.

Es fácil adivinar los componentes del cuadro que les lleva a tener ya en esos momentos una conciencia inicial de explotado.

Su respuesta , sin embargo, no es encuadrarse en un partido, hacerse cuadro. No se politiza por un ansia abstracta de libertad, por el Vietnam o por el mayo del 68. Lo inmediato le oprime y le impacta: así pues, luchará en un terreno inmediato.

Tratando de vencer la apatía tradicional – el ciclo explotación – miseria-ocio brutalizado repetido todos los días hasta la inevitable enfermedad o despido – intenta dinamizar el barrio. Crea un Club Juvenil, consigue proyecciones, conferencias, recitales de cantaores.....Apasionado del fútbol ( carece del snob desprecio hacia el deporte tópico entre jóvenes que se sueñan distintos), consigue crear un equipo al que también siempre volverá su recuerdo. Tiene 18 años.

El aprendizaje parece haber sido en varios sentidos. En abril del 71 deja la fábrica y, luego de dos trabajos cortos como montador en una mina y en una fabrica de tejidos, logra trabajo en Sallent. En febrero de 1972, se produce la huelga y encierro de los mineros de Balsareny y Sallent. Agustín se vuelca: asambleas informativas, manifestaciones, grupos de ayuda.... Llega a reunir a los comités en su casa a falta de lugar mejor. Consecuencia lógica: en septiembre es expulsado del trabajo: Los caciquillos industriales de la comarca ven en él un enemigo.

Continúa, sin embargo, ligado al lugar. El 17 de noviembre, en un cruce de la salida de la Colonia, con la carretera, muere atropellada la madre de un compañero. Otra consecuencia más de la explotación y la miseria de las condiciones de vida de la Colonia . En la manifestación subsiguiente, el diecinueve de noviembre, es detenido, buscado expresamente en su casa por la policía. Ingresa en la Modelo, de donde saldrá en febrero del 73. Es el fin de una época. Agustín comienza a exigirse a sí mismo. Vuelve a Sallent, pero para las autoridades y la escasa gente de orden se ha convertido en la bestia parda. No le dan trabajo. Lo consigue esporádicamente, como albañil o como temporero en vendimias y recogidas de fruta. La vida le arrincona. Su madre queda ciega. El Club juvenil -fundamental como dinamizador- es cerrado por la empresa y la guardia civil con la topica excusa banal: les acusan de robar unas cajetillas de tabaco. La tensa situación se rompe con la llamada a filas..

El 9-5-74 se incorpora a Infantería de marina en Cartagena. Luego Ferrol, el 26 de junio. El 17 muere su padre, tuberculoso, debilitado por la miseria. Hay pocas noticias de su mili. Escribe poco a Sallent y acude solo a los funerales de su padre y su madre fallecida el 28-10-74. Se queda sin casa. Se licencia el 28-10-75 y reaparece en la Colonia.
A su vuelta, continúa el acoso. No hay ningún trabajo para él, pero su presencia dinamiza al grupo joven del barrio. No olvida la importancia de la diversión y organiza un torneo de fútbol, afición de toda su vida. En abril del 76, pasa por primera vez a Francia para ayudar a un desertor de la Colonia.

El 14, llega su primera carta. Ha tomado contacto con los exiliados de Perpigñan y vive encima de la ‘Librería Española‘. Al poco tiempo, una bomba vuela la librería y destroza la casa. Trata por todos los medios de llevar una vida propia, independiente de la política y de la existencia viciada del pequeño círculo de exiliados. Recoge fruta en Ceret y trabaja el campo en Conellá de la Rivière durante varios meses. En octubre, llega clandestinamente a Barcelona. Pasa libros y panfletos libertarios. Vuelve a Francia con desertores, para retornar, en Noviembre, a la Colonia. Necesita Sallent, pero las autoridades le rechazan. Otra vez el acoso. No quiere ser una carga para su hermana y duerme en un piso que la empresa, dueña de todo, ha concedido graciosamente a un grupo musical para sus ensayos. Enterada la dirección, clausura el piso. Va a vivir a una masía abandonada próxima a la Colonia. Por supuesto, no tiene trabajo. Hay que escapar al acoso.

Ya con pasaporte, en febrero del 77, vuelve a Perpiñan. Entra en contacto con un grupo autónomo libertario, pero en absoluto renuncia a su vida. No es un siniestro terrorista profesional. Su único dinero procede del trabajo del campo. Vive pobremente, fuera de Perpigñan y vuelve a jugar al fútbol, en el SMOC. Un labrador jornalero libertario que juega al fútbol es algo bien distinto de un revolucionario profesional.
El 15 de Octubre del 77, sábado, a las 6 de la mañana es detenido en la frontera, en tierra española. Excesiva buena fe y un claro chivatazo.

Pasa 3 días en la comisaría de Layetana de donde le llevaran a Figueras, a restablecerse de la paliza. A fines de mes, pasa a la cárcel de Gerona. Entra en contacto con COPEL y se convierte en miembro activo, tratando de hacer tomar conciencia en el interior y de coordinar las actividades en el exterior, siguiendo la línea de COPEL que tanta " hostilidad" y silencio ha tenido en la prensa y los bienpensantes partidos.
Los abogados Vidal (comité pro-presos CNT) y M. Segui (familiares y amigos presos políticos) parece que se encargarán de su caso. Solo el 1º le vio: una vez y al principio.

Como consecuencia de su trabajo en COPEL , es trasladado el 1-1-78 a Carabanchel. Sus abogados, en principio ni se enteran. Hay un sospechoso silencio administrativo y un notable desconcierto. El Comité pro-presos de Madrid indaga en Carabanchel y recibe el aquí no está por respuesta. Son meses duros en COPEL y Agustín tiene abogado de oficio. El 2 de marzo, el Comité de Solidaridad de Sallent se traslada a Madrid y contacta con Anabela Silva, a quien encarga la defensa del caso. Para entonces, el caso ya era otro. Es la cárcel de España. Conocedor de las razones y de las consecuencias de la miseria, Agustín Rueda no distinguió entre políticos y comunes, y se entrego de lleno a COPEL. Por ello, nunca llegó a ver al juez. Tuvo otros jueces: sus mismos verdugos. Murió el 14 de marzo, a las 7.30 debido a un shock traumático, como hizo constar el doctor Gregorio Arroyo. Nadie le vio después de la brutal paliza. Trasladado el cadáver a Sallent, fue enterrado sin permiso, incluso sin el de Sanidad. Había que evitar escándalos. El director de la cárcel y 10 funcionarios están procesados – como en su tiempo el inspector Matute- pero a ellos no les juzgaran sus carceleros ni sus encarcelados. Ellos están en un país de derecho …

José Yoldi, Domingo Sastre y Gregorio Arroyo, forenses que realizaron la autopsia del recluso Agustín Rueda apaleado y muerto en la prisión de Carabanchel el 13 de marzo de 1978, afirmaron que el preso fallecido presentaba golpes en el 70% de la superficie de su cuerpo.

La muerte de Agustín Rueda fue una muerte con ensañamiento realizada metódicamente por los "funcionarios de prisiones", carceleros de Carabanchel. Lo torturaron hasta la muerte. Fue un asesinato en un centro penitenciario del Estado, a cargo de funcionarios del Estado, ordenado por ejecutivos del Estado. En definitiva un crimen de Estado.
Hubo una alevosa premeditación para hacer callar, para tapar la boca del hombre que sabía de la existencia de elementos provocadores en el seno de las filas anarquistas. De manera que se trató de un asesinato con premeditación y alevosía.

Recordamos a Agustín Rueda y a todas las víctimas de la transición democrática. Recordamos para no olvidar, para señalar con el dedo a los asesinos y a los mentores, para sostener la rabia. Debemos caer en la cuenta, que si no podemos escapar al dolor por el compañero asesinado, si debemos hablar, recordar, pensar como aquellos que no pueden hacerlo desgraciadamente ahora.
En memoria de los héroes de la clase obrera, de aquellos que lucharon por la libertad hasta el final entregando su vida a la causa libertaria.


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