domingo, 19 de agosto de 2007

Frase célebre de un genio

Venceréis,
pero no convenceréis.
Venceréis porque tenéis
sobrada fuerza bruta;
pero no convenceréis,
porque convencer significa persuadir.
Y para persuadir
necesitáis algo que os falta:
razón y derecho en la lucha.
(Unamuno)








Poco después de empezar a encargarse de popularizar la imagen de Franco, Millán participó en un incidente que, a ojos del mundo extranjero, caracterizaría al régimen franquista. Tuvo un encontronazo con el rector de la Universidad de Salamanca, el filósofo y novelista Miguel de Unamuno, de 72 años. El 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la universidad se celebraba el Día de la Raza, aniversario del "descubrimiento" de América por Colón.

Millán había llegado escoltado por sus legionarios armados con metralletas. Varios oradores soltaron los consabidos tópicos acerca de la "anti-España". Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de hablar, se puso de pie y pronunció un apasionado discurso. "Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (... ) Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...".

En ese punto, Millán empezó a gritar: "¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?". Su escolta presentó armas y alguien del público gritó:¡Viva la muerte!". En lo que, según Ridruejo, fue un exhibicionismo fríamente calculado, Millán habló: "¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!". Se excitó sobremanera hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de "¡viva España!". Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno.

"Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de ’¡viva la muerte!’. Esto me suena lo mismo que, ¡muera la vida!’. Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la,muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (... ) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...

Furioso, Millán gritó: "¡Muera la inteligencia!". En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: "¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!". Unamuno no se amilanó y concluyó: "¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil pediros que penséis en España". Millán se controló lo suficiente como para, señalando a la esposa de Franco, ordenarle: "¡Coja el brazo de la señora!", cosa que Unamuno hizo, evitando así que el incidente acabara en tragedia.

Esa misma tarde, los guardias cívicos de Salamanca dieron una cena en honor de José María Pemán, presidida por el alcalde. Al regresar al Gran Hotel, Millán se presentó en el vestíbulo y, ante un público perplejo, lo abrazó y le ofreció su propia "medalla de sufrimientos por la patria". No ha quedado claro si lo que Millán pretendía era neutralizar los posibles efectos negativos de su ataque a la inteligencia o congraciarse con el escritor. En opinión de Franco, Millán se había comportado como era debido en la confrontación con Unamuno.

Texto extraído de;

La Bastarda División 250

La División Azul (División 250 de la Wehrmacht), denominada así por el color de las camisas utilizadas por los falangistas, fue un grupo de voluntarios enviados por el dictador Franco, el vencedor de una sangrienta guerra civil que mantendría bajo un sistema opresivo al pueblo español durante 40 largos años, para ayudar a la Alemania Nazi en su “lucha contra el bolchevismo” y su cruzada internacional contra el sionismo. De este modo, tomó parte en la denominada ‘Operación Barba roja’(la invasión de la URSS).

La unidad estuvo compuesta por voluntarios procedentes de las milicias de Falange, el estudiantado, los veteranos y encuadrada por oficiales de carrera que habían combatido en la Guerra Civil.

Tras un rápido avance por las bastísimas llanuras soviéticas, la División 250 llegó hasta Leningrado, la ciudad que dio origen a la Revolución Rusa de Lenin. Una ciudad estaba llena de civiles (más de 3.000.000 de habitantes, mayoritariamente refugiados) y opondría una férrea resistencia a la bestia invasora Nazi. Hitler, ante la perspectiva de tener que mantener a una población enemiga instruyó que se le sitiara y se dejara morir a la población por hambre y frío. El sitio duró casi 900 días desde 1941 hasta 1944, la población rusa sitiada fue sometida la más increíble lucha por la supervivencia, donde el agotamiento de los alimentos llevó a parte de la población a realizar actos de antropofagia y mercado negro.

Familias enteras murieron de frío y hambre en sus hogares, los orgullosos habitantes de esta ciudad cultural dieron cuenta desde palomas, gatos hasta ratas, la ciudad estuvo a punto de perecer si no hubiera sido que se estableció un corredor a través del congelado Lago Ladoga por donde llegaba una escuálida ayuda a los sitiados.

Para finales de octubre de 1941 la situación ya era desesperante. Si bien los defensores soviéticos al mando del Mariscal Georgi Zhukov mantenían a raya a los alemanes, los efectos del hambre ya se estaban sintiendo en la población. Esta empeoró al capturarse Tikvin, la ciudad rusa de donde salían los convoyes con provisiones a Leningrado. Miles de trabajadores murieron en la construcción de una nueva carretera, que no sirvió de mucho, porque Tikvin fue recuperada tres días después de terminarse la nueva vía. Finalmente, el 20 de noviembre de ese mismo año el llamado ‘Camino de la Vida’ fue construido a través de las frágiles capas de hielo del Ladoga, sin que esto significara que la falta de alimento en la ciudad acabara.

Además del hambre, la falta de combustible coincidió con uno de los peores inviernos que ha vivido esta ciudad, muriendo miles de civiles de frío.

Al inicio del ataque a Leningrado, previniendo un prolongado asedio, las autoridades disminuyeron las raciones alimenticias diarias a 600 gramos de pan para los obreros, 400 gramos para los empleados y 300 gramos para los niños y no trabajadores. Debido a la falta de adecuadas defensas aéreas, un monto considerable de granos y harina fue destruido el septiembre. Además no se tomó la previsión de clausurar los restaurantes, que derrocharon comida que sería necesitada urgentemente poco después.

El 12 de septiembre fue declarado que los granos y la carne sólo durarían 35 días, mientras que el azúcar duraría 60 días. De modo que las raciones fueron reducidas aún más: 500 gramos para los obreros, 300 para los niños y empleados, y 250 gramos para los no trabajadores. Como esto no era suficiente, la flotilla del Lago Ladoga envió provisiones, siendo la mayoría hundida por los cazas alemanes, sin embargo la hambruna obligó a los soviéticos a enviar buzos a rescatar lo que pudieran. Ante la falta de carne, se molieron 2 mil toneladas de tripas de cordero que fueron encontradas en los puertos. Además, el Instituto Científico de Leningrado creó una especie de harina sintética a base de conchas y caparazones, complementada con serrín. Esto no fue suficiente, y al final del año la población consumía el diez por ciento de las calorías indispensables, muriendo miles por malnutrición.

Debido a la falta de combustible, el transporte público desapareció, al mismo tiempo muchas fábricas cerraron. Solamente los edificios militares tenían derecho al uso de la energía, si bien de forma limitada. La desesperación de los habitantes para no morir congelados los obligó a quemar la biblioteca de la ciudad, de 200 años de antigüedad, marcando profundamente la memoria colectiva de, hasta entonces, la capital cultural de Rusia.

Después de la guerra fue encontrado el diario de una niña de 11 años, que narra de forma brutalmente simple, como uno por uno todos los miembros de su familia mueren de hambre, hasta que ella queda sola, aunque al final ella muere también. Dicho diario fue utilizado como evidencia por los aliados para juzgar a los militares alemanes encargados del cerco a Leningrado después de la guerra.

La División 250, que participo de forma activa en el sitio de esta ciudad, fue derrotada y aplastada por el ejercito rojo en la batalla de Krasny Bor, una localidad cercana a Leningrado, gracias a su derrota pudo ser liberada la ciudad y los supervivientes del cerco comenzaron a tener ilusión en un final de la guerra con el aplastamiento del Tercer Reich alemán. Los restos de la ya acabada División Azul fue apresada por el Ejercito Rojo, siendo deportados a los campos de prisioneros en Siberia. Aquellos que escaparon se unieron de nuevo al ejercito alemán aunque ya en otras divisiones, muchas de las cuales lucharon en la definitiva batalla de Berlín, ya en 1945.

Actualmente, muchos fascistas ven esta batalla de Krasny Bor como un “signo de heroicidad” ante las hordas comunistas, sionistas, etc … que intentaban “invadir” Europa … cuando en realidad no fue más que un baño de sangre en el que perecieron esos asesinos que permitieron que una ciudad entera, apestada de refugiados, etc … padeciese las peores calamidades. El revisionismo que pretenden llevar a cabo esta panda de asesinos es cuando menos indignante y patético.

La División Azul no fue más que un grupo de mercenarios al servicio del Nacional Socialismo y sus ideas asesinas e inhumanas.

viernes, 17 de agosto de 2007

Lucha en Chiapas

A todos nos suena Chiapas por los conflictos sociales que allí se viven, el motivo; la posesión de unas tierras por parte de empresas y el gobierno mejicano, tierras robadas a los indígenas para la explotación o la construcción sobre estos terrenos. Un conflicto que ha dejado un gran saldo de muertos, la mayor parte (por no decir todos) indígenas, y todo por que estos últimos reclaman las tierras en las que han crecido, tierras que han trabajado con sus propias manos, tierras que por tanto les pertenecen ya que son su principal medio de subsistencia.

Las relaciones entre los indígenas y los movimientos guerrilleros de corte marxista (principalmente el EZLN) es algo que se ha ido forjando con el desarrollo del conflicto.

El 22 de diciembre de 1997 paramilitares asociados al partido de gobierno, asesinaron a más de 45 indígenas de Chiapas, en el sur de México. Entre los mártires había 15 niños. Las víctimas eran refugiados indígenas tzotziles, algunos simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Sin embargo, la masacre no golpeó militarmente al EZLN, pues iba dirigida a minar su base de apoyo y socavar la confianza en esta organización.

El comando asesino se movilizó en vehículos del municipio cercano controlado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), gobernante en México desde los años 20. Tanto el armamento, como los uniformes y equipos utilizados por la banda paramilitar fueron sufragados por aportaciones de la Secretaría de Desarrollo Social. Terminado el ataque, agentes de la policía de Seguridad Pública de Chiapas se dieron a la tarea de recoger los cadáveres y desaparecerlos. Dado el claro vínculo entre los autores del genocidio y el PRI, y ante el evidente escándalo, las autoridades se vieron acorraladas y ordenaron la detención de 41 personas. Los autores intelectuales aún no han sido detenidos.

La creación de grupos paramilitares contra-revolucionarios tiene como objetivo justificar la presencia militar gubernamental en la región, alegando que es para mantener el orden. Se pretende proyectar la imagen de que la guerra es entre indígenas por razones ajenas a la explotación capitalista. El gobierno desea justificar el estado de sitio con el objetivo de una ofensiva militar para acabar con los zapatistas.

El gobierno ha promovido la formación de bandas paramilitares. Se trata de jóvenes sin tierra y sin trabajo que dependen del robo y la extorsión de otros campesinos para su subsistencia. Las autoridades se hacen de la vista larga ante los actos de estos grupos y los utilizan para reprimir a otros indígenas. Se trata de una estrategia contra-insurgente.

La política de terror viene acompañada de la militarización del la región. Por cada 20 indígenas tzotziles que habitan en Chenalhó, municipio donde ocurrió la masacre, hay un militar. En Chiapas la presencia excede a más de 200 puntos de control militar o policial. En la región se han acumulado más de 35,000 soldados. Poco después de la masacre se enviaron 5,000 soldados más. Algunos de ellos han recibido instrucción militar ofrecida por el ejército de los Estado Unidos en Fort Braggs y en la Escuela de Las Américas. Durante el 1997, unos 3,200 efectivos del ejército mexicano fueron entrenados por los EE.UU., alegadamente para la guerra contra el narcotráfico. Estos han sido movilizados a Chiapas con el objetivo de eliminar a los zapatistas.

Debemos unirnos al llamado a la solidaridad con el hermano pueblo de Chiapas en su lucha contra un orden económico que ha explotado a los indígenas y a los campesinos pobres de la región, y continua persiguiendo y asesinándolos.

miércoles, 15 de agosto de 2007

La fiesta Nazi-onal

A punto de finalizar el verano, están también por finalizar las ferias de la mal llamada “fiesta nacional”, ese “espectáculo” horrendo en el que se tortura con total crueldad a un animal para que una panda de infelices y turistas puedan aplaudir y hacer fotos de esa tradición inculcada por los griegos hace ya más de un milenio … Las corridas taurinas no son mas que una técnica de tortura, comparable a las que se emplean con los humanos. Un espectáculo en el que una panda de cobardes asesinos sin escrúpulos cumplen su papel de bufones torturando a un animal tan noble como el toro.

Antes de la corrida se encierra al toro en un cajón oscuro (chiquero), lo que tiene el efecto de aterrorizarlo. Cuando lo sueltan y antes de que llegue al ruedo le clavan el primer arpón de puntas aceradas (divisa). Un animal previamente maltratado, manipulado, encerrado en la oscuridad y con el dolor que le produce la divisa, recorre al galope el ruedo en una actitud aparentemente furiosa. Realmente, cuando el toro desemboca en la plaza, es un animal que busca desesperadamente la salida.

El picador debe clavar la pica en el cuello del toro delante de la cruz. Teóricamente debe penetrar solo la punta de acero de 3 centímetros, pero siempre clavan también los 11 centímetros que siguen hasta el tope, lo que representa heridas de 14 centímetros de profundidad y unos 40 centímetros de extensión, que producen al toro un dolor muy intenso y que lo destroza por dentro.
Algunos picadores retuercen la pica para aumentar la penetración, se apoyan en la barrera y hieren detrás del morrillo o en el costado para provocar una hemorragia abundante. Si el toro le parece al torero demasiado peligroso el picador lo castiga escrupulosamente dejándolo chorreando sangre, medio muerto y limitado grandemente en su capacidad de movimiento. Cada toro recibe una media de 3 a 4 puyazos.

Después de que los picadores dejan al toro hecho una piltrafa, el torero demuestra su valor dándole pases de muleta, agotándolo por el esfuerzo y la perdida de sangre. El toro además de mansurrón es un animal miope, daltónico, torpe e ingenuo que embiste al trapo que agitan delante de el, creyéndole culpable de sus males. Llaman asesino al toro que no se deja engañar y embiste al hombre …

Las banderillas terminan en afilados arpones metálicos de 5 centímetros y mas largos aun en las banderillas negras. Los banderilleros clavan 4 a 6 de estos arpones en las mismas horribles heridas de los puyazos o cerca de ellas. A cada movimiento del toro, las banderillas se mueven haciendo que los arpones horaden y desgarren cada vez mas la carne, aumentando la hemorragia y completando la sádica labor del picador. El terrible dolor que le producen todas estas heridas y el destrozo de los músculos del cuello, es lo que obliga al toro a agachar la cabeza. Cuando el toro llega al ruedo tiene el grave defecto (debe ser un error de la Naturaleza) de llevar la cabeza alta. En esta postura, para matarlo, el torero se tendría que subir a una escalera para clavarle la espada y esto “no seria practico ni conforme a la sublime dignidad” de estos torturadores.

El entrar a matar se trata de clavar la espada, de casi un metro, cerca de las vértebras para lesionar el corazón o algún vaso sanguíneo importante. Esto es la teoría y no pasa casi nunca. Lo mas normal es que la espada solo acierte a alcanzar los pulmones y que el animal agonice lentamente ahogado en su propia sangre, después de varios intentos infructuosos el toro todavía esta vivo, agonizando, gimiendo debido al intenso dolor, vomitando sangre …

Finalmente, se le da la puntilla para intentar seccionar la medula espinal. Si la medula no es seccionada sino solo dañada, el toro no esta realmente muerto, sino con un cierto grado de parálisis y es arrastrado vivo y consciente (en Murcia, en septiembre de 1979, el toro se levanto cuando era arrastrado). Aun en el caso de que la medula quede seccionada, la cabeza del toro sigue viva unos minutos, por lo que siente perfectamente el dolor al cortarle las orejas.
El toro nunca llega totalmente muerto al segundo acto de la carnicería, en esa trastienda de la plaza donde ya no hacen falta lentejuelas para descuartizar. Lo más terrible de todo es no es tanto moro como ser torturado hasta la muerte por diversión. Y todo esto en nombre de la macarena, los patronos de cada ciudad, la virgen de la soledad o el Jesús del gran poder.

viernes, 10 de agosto de 2007

Lágrimas de Sangre

Durante este verano en el cual ya se ha hundido más de un cayuco, hemos asistido a un verdadero ejercicio de hipocresía política a todos los niveles.

El cruce de acusaciones sobre la responsabilidad de las diferentes administraciones del Estado español en esta tragedia es una constatación de la falta de un criterio humano, de un análisis profundo de la situación y de soluciones verdaderamente eficaces para que los trabajadores y trabajadoras de África y Asia, por nombrar los que siguen la ruta marítima, no tengan que seguir arriesgando la vida en busca de un futuro mejor.

El Frontex se ha mostrado como una medida de control policial similar al muro de Melilla u otros del mismo estilo. Es un parapeto tras el que se esconde la opulencia europea que no viene a contribuir en absoluto mitigar la situación de pobreza y desesperación de quienes quieren alcanzar la orilla rica del mundo, ni tampoco a hacerles desistir de sus intenciones, sino que además les obliga a tomar mayores riesgos buscando puntos de partida cada vez más al sur, ampliando así el número de kilómetros de los trayectos en frágiles embarcaciones no destinadas a tan largas travesías.

Los barcos y demás operativo del Frontex han supuesto una reducción del número de cayucos que arriban a las Canarias, pero también un aumento de los que desaparecen en alta mar, y con ello del número de muertos. El control policial hace que las mafias destinadas al tráfico de seres humanos aumenten sus precios por el viaje, condenando a las familias de los migrantes, y a estos mismos, a situaciones de extrema penuria en el primero de los casos, y a ser víctimas de condiciones de explotación laboral y sexual en el segundo para poder afrontar la deuda contraída.

Otra muestra de la hipocresía política la tuvimos en el viaje del Ministro de Trabajo español a algunos países africanos, a los cuales ofreció unas caritativas migajas, parece ser que destinadas a la formación de trabajadores para su contratación en origen. La situación de todos estos países, controlados por la oligarquía política y militar hace dudar del destino final de muchas de estas ayudas que, de cualquier modo, no son más que una parte ínfima de todo lo que el mundo occidental extrae, por no decir roba, del continente africano en forma de materias primas y metales preciosos.

Por último, y en lo que atañe al mercado laboral, está claro que la llegada de migrantes está suponiendo amplios grandes beneficios para aquella parte del empresariado, más numerosa de lo que creemos, que explota en condiciones de semi-esclavitud a estos trabajadores y trabajadoras, redundando todo ello en un deterioro de las condiciones de trabajo, reducción de los derechos laborales, aumento de los accidentes y crecimiento de ciertas conductas xenófobas y racistas, pues se tiende a culpar a las víctimas de la explotación de algo cuyos verdaderos inductores son el sistema capitalista y sus sostenedores.

La realidad es que ninguna de las propuestas salidas de los países del norte rico van a lograr evitar que el flujo migratorio se detenga, porque todas ellas se reducen al control de fronteras y el "humanitarismo de salón", obviando, como no podía ser de otro modo en este insolidario sistema, el derecho a la libertad de movimiento, el reparto de la riqueza y la justicia social, a nuestro parecer fundamentos básicos de una sociedad futura más libre, más igual y más justa.

miércoles, 1 de agosto de 2007

La Guerra Civil española

Tras cuarenta años de franquismo, se vive una amnesia colectiva en la cual son pocos los que recuerdan a esos obreros que lucharon por la libertad, esos que dieron su vida porque creían que otro mundo podía ser posible … alejado de toda clase de jerarquías, miedos supraterrenales, desigualdades por; clase, raza o género …

Cerca ya de cumplirse 71 años de la sublevación militar en Marruecos, parece olvidado lo que realmente ocurrió; que un pueblo se alzo en armas para defender un gobierno legítimo y para aplastar a aquellos que querían mantenerles oprimidos.

Amanecía el siglo XX con una España sumida en las desigualdades sociales, en medio de un sistema ya obsoleto como era el de la Restauración. La mayor parte de la población sobrevivía bajo un sistema opresivo en el cual unos pocos poseían grandes extensiones de tierras trabajadas por un pueblo analfabeto y pobre. Los campesinos subsistían bajo un régimen similar al de la esclavitud, trabajando desde el amanecer hasta el anochecer y sin derechos alguno. Por otra parte, estaba la población urbana, la cual había experimentado un rápido crecimiento debido a la migración campo-ciudad. Estos últimos vivían bajo graves problemas económicos, en unas condiciones laborales muy parecidas a las de los obreros del campo.

Estas acusadas desigualdades provocaron que muchos obreros decidiesen afiliarse a sindicatos y demás movimientos obreros del momento.

Tras la dictadura de Primo de Rivera, se manifestó un importante descontento social. Así, el 15 de diciembre de 1930, fracasó una sublevación militar republicana en Jaca. Sus líderes, Galán y García Hernández, fueron juzgados y ejecutados. La mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido, en medio de un creciente descontento antimonárquico.

Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931 dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de Abril, se trataba de ir volviendo poco a poco a la legalidad constitucional. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante en las zonas urbanas de las candidaturas republicanas y socialistas precipitaron la abdicación del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.

Tras cinco años de República, creció la desilusión con el nuevo régimen que para muchos había servido para despertar el anhelo de libertad e igualdad tan deseada por el pueblo español. Así crecieron los extremismos ideológicos, con intentos de las diversas facciones políticas de hacerse con el poder; Pronunciamiento de Sanjurjo, levantamiento en Asturias por parte de los obreros, Casas Viejas …

Tras la sucesión de varios gobiernos de izquierdas y de derechas, en un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936:

Frente Popular: pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT, con muchos presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.

La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con un programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.

La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior del país.

Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República. El objetivo era que Indalecio Prieto, hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la jefatura del gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido en diversas tendencias, llevó a que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado exclusivamente por republicanos de izquierda, sin la participación del PSOE. Así, el nuevo gobierno nacía debilitado.

El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El enfrentamiento era inevitable.

El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. El triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil.

El país se dividió en dos facciones; aquellos que defenderían el gobierno legítimo y aquellos que lucharían contra este en un intento de mantener las fuertes desigualdades y los privilegios de unos pocos.

El fracaso del golpe militar desencadenó en la zona republicana una verdadera revolución social.

Los comités de los partidos y sindicatos obreros pasaron a controlar los elementos esenciales de la economía: transportes, suministros militares, centros de producción. Mientras el gobierno se limitaba a ratificar legalmente lo que los comités hacían de hecho.

En el campo, tuvo lugar una ocupación masiva de fincas. Las grandes propiedades y, en algún caso, las medianas y pequeñas. En las zonas donde predominaban los socialistas se llevó a cabo la socialización de la tierra y su producción. En las zonas de hegemonía anarquista tuvo lugar una colectivización total de la propiedad. En algunos casos, se llegó incluso a abolir el dinero. Se crearon las milicias, obreros del campo y de la ciudad que lucharon por la libertad y contra el fascismo. Dichas milicias tuvieron un gran éxito inicial llegando a frenar a los sublevados en varias zonas del frente e incluso llegando a recuperar zonas para la república. Así la mayor de las operaciones de estas milicias tuvo lugar en Aragón.

En septiembre de 1936 se estableció un gobierno de unidad, presidido por el socialista Largo Caballero y con ministros del PSOE, PCE, Izquierda Republicana y grupos nacionalistas vascos y catalanes. En noviembre se incorporaron cuatro dirigentes anarquistas, entre ellos Federica Montseny, la primera mujer ministro en España.


El gran desafío del nuevo gobierno era recuperar el control de la situación y crear una estructura de poder centralizada que pudiera dirigir de forma eficiente el esfuerzo de guerra. La tarea era enorme difícil. El poder estaba en manos de miles de comités obreros y milicias que a menudo se enfrentaban entre sí, especialmente los anarquistas con socialistas y comunistas. Los gobiernos autónomos eran otro factor de disgregación. No sin dudas, el nacionalismo vasco había optado por apoyar la República y en octubre se aprobó el Estatuto vasco.


En la zona republicana se enfrentaron básicamente dos modelos. Por un lado, la CNT-FAI y POUM que emprendieron la inmediata colectivización de tierras y fábricas. Su lema era "Revolución y guerra al mismo tiempo". Su zona de hegemonía fue Cataluña, Aragón y Valencia. Por otro lado, el PSOE y el PCE intentaron restaurar el orden y centralizar la toma de decisiones en el gobierno, respetando la pequeña y mediana propiedad. Su lema era "Primero la guerra y después la revolución".

Las disensiones internas fueron continuas y llegaron a su momento clave en Barcelona en mayo de 1937. El gobierno de la Generalitat, siguiendo instrucciones del gobierno central, trató de tomar el control de la Telefónica de Barcelona, en manos de un comité de la CNT desde el inicio de la guerra. El intento desencadenó una insurrección y los combates callejeros se extendieron por Barcelona.

La crisis de mayo de 1937, provocó la dimisión del gobierno de Largo Caballero. El nuevo gobierno presidido por el socialista Negrín, tenía una mayoría de ministros del PSOE, pero se inclinaba cada vez más hacia las posturas defendidas por el PCE. La ayuda soviética había hecho que los comunistas pasaran de ser un grupo minoritario a una fuerza muy influyente.

Los enfrentamientos entre estalinistas y trostkistas se re reprodujeron durante la contienda en el bando republicano . El POUM fue ilegalizado y su dirigente, Andreu Nin, "desapareció" estando en manos de agentes soviéticos.

Aunque ya era tarde para cambiar el signo de la guerra, a partir de ese momento se impuso una mayor centralización en la dirección de la economía y se terminó de construir el Ejército Popular, acabando las milicias, mayoritariamente de corte anarquista. Además esta acción era un intento de que las “democracias” ayudasen al gobierno legítimo, al ser este un acto que apagaba la llama revolucionaria que hasta entonces había iluminado la lucha de miles de obreros.

A partir de marzo de 1938, momento en el que las tropas de Franco llegaron al Mediterráneo y dividieron en dos la zona republicana, surgieron de nuevo dos posturas enfrentadas. Mientras la postura oficial, representada por Negrín y apoyada por el PCE y parte del PSOE, seguía defendiendo la "resistencia a ultranza", algunos dirigentes, anarquistas y socialistas, empiezan a hablar de la necesidad de negociar ante la perspectiva de la segura derrota.

Los acontecimientos internacionales: el Pacto de Munich en septiembre de 1938, la retirada de las Brigadas Internacionales, la disminución de la ayuda soviética; y los internos: la caída de Cataluña, reforzaron la idea de que la guerra estaba perdida. Así, en marzo de 1939 el golpe del coronel Casado desalojó del poder a Negrín. La esperanza de negociar con Franco se disipó inmediatamente, cuando el dictador exigió la rendición incondicional.

La guerra civil española fue uno de los conflictos del siglo XX que más repercusión internacional provocó. En el conflicto español se entrecruzaron a la vez los intereses estratégicos de las potencias y el compromiso ideológico de las grandes corrientes políticas del momento.

Las potencias fascistas decidieron desde un primer momento ofrecer una ayuda importante a los rebeldes dirigidos por Franco. Mussolini y Hitler no solo podía conseguir beneficios estratégicos, Italia continuaba su política de expansión mediterránea y Alemania podía obtener un aliado que amenazara la retaguardia francesa, sino que ayudaban a un aliado ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos y las ideologías obreras. Portugal se unió desde un principio a esta ayuda a Franco.

La URSS, por otro lado, tuvo muy claro desde un principio su compromiso de ayuda a la República. No sólo se enfrentaba a la expansión del fascismo, sino que alejaba el centro del conflicto entre las potencias al otro confín de Europa, alejando el interés de Hitler de sus fronteras.

Las grandes “democracias” tuvieron una actitud que podemos catalogar como uno de los grandes engaños diplomáticos del siglo. Gran Bretaña estaba decidida desde un principio a mantenerse neutral. El gobierno conservador británico veía con aprensión la extensión de la influencia germano-italiana a la península y la consecuente puesta en peligro de su base de Gibraltar y su ruta imperial a la India; sin embargo, la orientación revolucionaria que pronto tomaron los acontecimientos en la zona republicana alejó definitivamente de la cabeza del gobierno conservador la posibilidad de una ayuda a la República. El gobierno francés, pese a estar conformado por el izquierdista Frente Popular, siguió lo marcado desde Londres.

La actitud de las “democracias” ante la guerra española se enmarca en su ilusoria búsqueda de una política de conciliación con Hitler. El Reino Unido, y con él Francia, habían optado hacía tiempo por tratar de evitar cualquier enfrentamiento que pudiera llevar a una guerra general.

El mayor ejemplo de esta actitud fue la política de apaciguamiento ante las potencias fascistas, que alcanzó su cenit con la firma del Pacto de Munich en septiembre de 1938. Se puede afirmar que desde ese momento, las esperanzas de la República desaparecieron y con ella los anhelos de un pueblo de alcanzar las igualdades sociales por las cuales había derramado la sangre de una de sus mejores generaciones … Ellos murieron, pero no sus ideales y sus anhelos de una sociedad más justa, recordémosles como hijos de la libertad, como luchadores … Recordémosles como uno de los orgullos de la clase obrera.