martes, 31 de julio de 2007

Anti-globalización




Con el nombre de antiglobalización se nombra a diversos movimientos sociales, de carácter izquierdista, que defienden:

-la lucha contra las multinacionales y la banca internacional
-la protección del medio ambiente
-el desarrollo económico de los países desfavorecidos
-la solidaridad internacional
-la lucha contra el capitalismo salvaje

Bajo el eufemístico nombre de globalización, se esconde un intento de aumentar el poder de la banca y las multinacionales, que ya controlan absolutamente las decisiones de los gobiernos.


En las democracias occidentales, los partidos políticos sólo llegan al poder gracias a poderosas (y costosas) campañas electorales que son financiadas por las grandes empresas y bancos, a los que tienen que devolver el favor.


Por eso nunca se toman medidas legislativas efectivas que protejan a la población y al medio ambiente de los abusos de las multinacionales.
La globalización propuesta por los neo-capitalistas no es un movimiento dedicado a extender al tercer mundo el desarrollo que disfrutamos en los países de la OCDE, ni a favorecer el conocimiento de otras culturas, previniendo así el racismo...


Muy al contrario, lo que se pretende es simplemente un imperialismo económico, más allá del imperialismo militar y político (al que tampoco se renuncia, por cierto), que disfrace la dominación de los países subdesarrollados.


Se trata de vender más, ampliar los mercados donde colocar nuestras mercancías, en especial, aquellos países que no disponen de una legislación que proteja adecuadamente los derechos de los consumidores. Así, de paso, les venderemos aquellos productos de inferior calidad, y sin las suficientes garantías de seguridad, salubridad, etc...


Esta dominación no la ejercen los gobiernos, sino las grandes empresas, la banca internacional, y en particular, el complejo militar-industrial americano.


Pero no es sólo eso: llevar las empresas a países del tercer mundo permite fabricar con un coste de mano de obra muy inferior, sobre todo teniendo en cuenta que allí no existen organizaciones sindicales ni legislación que proteja lo más mínimo a los trabajadores de los sueldos de miseria, las jornadas exhaustivas, las condiciones laborales insalubres, los despidos improcedentes, los abusos físicos, la inexistencia de seguros médicos y pensiones, etc...


Las empresas que se trasladan a los países subdesarrollados se ahorran el pago de horas extras (aunque para esto ya no hace falta irse al tercer mundo), indemnizaciones, seguros sociales, impuestos, etc …


Es el paraíso del capitalismo más salvaje e inhumano: el trabajador no tiene ningún derecho, y la empresa tiene todo el poder, avalado por la represión de la policía y el ejército, para hacer lo que se le antoje.


De este modo, los trabajadores del tercer mundo no se acercan a las condiciones laborales del primero, sino al revés: lo que se consigue es tercermundializar el primer mundo, no al revés.


Ante la amenaza continuamente ejercitada de despidos masivos, los trabajadores de los países desarrollados se ven obligados a perder día a día los pocos derechos que les quedan, para aumentar exageradamente los beneficios del capital, de los inversionistas.


La forma de reaccionar de estos poderes fácticos ha sido bastante simple, pero efectiva a la hora de engañar a algunos ciudadanos: se han limitado a dar publicidad a las situaciones de violencia, siempre minoritarias, y probablemente pagadas por las multinacionales, que se han producido en algunas de las manifestaciones promovidas por el movimiento anti-globalización.


Una vez caída la URSS, e inaugurado el "nuevo orden mundial" que no es más que la dominación unilateral del planeta por parte de la única superpotencia, cuando ya se había pronosticado el "fin de la historia", el movimiento de izquierdas sale de su escondrijo para retomar muchas de sus viejas aspiraciones.


Aunque los partidos de izquierda más votados han perdido totalmente el rumbo, los nuevos movimientos de izquierda, nacidos y curtidos en las ONGs, han tomado el relevo uniéndose para defender causas comunes y fundamentales.


Se calcula que entre el 5 y el 10% del electorado francés o alemán simpatiza con el movimiento anti-globalización (datos de 2001), lo que permite augurar un fuerte aumento en los próximos años.
Lo que está claro es que no debemos permitir que los poderes económicos sigan dirigiendo nuestros destinos, más allá de la presunta soberanía del pueblo....


"Los países en vías de desarrollo piden a las naciones ricas que combatan el hambre en el mundo con los mismos medios y la misma voluntad política que emplean en la lucha contra el terrorismo."


Este llamamiento se repitió en muchas intervenciones del pleno de la II Cumbre Sobre Alimentación organizada por la FAO (Organización Mundial de la Alimentación, parte de la ONU) en Roma (Junio-02)


"El hambre cada día causa 24.00 muertos, muchísimos más que el terrorismo.


Pero se gasta en armamento 60 veces más de lo necesario para solucionar los problemas de alimentación y salud de todos los habitantes de la Tierra."


Y para muestra de qué tipo de "personas" son los que mandan en el mundo, basta leer esta declaración de Larry Summers, ex vicepresidente del Banco Mundial:


"Toda la industria contaminante debería desplazarse al tercer mundo porque sería más eficiente, ya que si la contaminación causa muerte, los muertos del tercer mundo tienen un menor coste y por tanto sería más eficiente"



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