martes, 6 de mayo de 2008

En memoria de...


Han pasado seis meses ya desde que un fascista asesinase a Carlos Javier Palomino cuando se dirigía a frenar una manifestación nazi contra la inmigración.

En estos seis meses se ha visto casi de todo. Primero vimos como los medios de comunicación se aprovechaban su muerte para fabricar la carnaza con la que engordar sus bolsillos. Tuvimos que leer como ensuciaban su recuerdo comparándole, primero a él y a luego nosotros, con los fascistas que le asesinaron. ¿Cómo se puede comparar a los que alimentan el odio racial y la xenofobia con los que luchamos por acabar con este sistema injusto y explotador? ¿Cómo se les puede llenar la boca de tantas mentiras sin que se les caiga la cara al suelo? No nos hemos callado ante sus mentiras y no permitiremos que sigan haciéndolo.

Hemos tenido que ver cómo las instituciones democráticas y la policía, autorizan y protegen las manifestaciones de grupos fascistas por las calles de nuestra ciudad. Han querido que soportemos mansamente sus demostraciones de xenofobia y sus provocaciones en nuestros propios barrios. ¿Cómo pretenden que dejemos que los asesinos de nuestro compañero se paseen impunemente? No hemos agachado la cabeza y hemos respondido con todas nuestras fuerzas siempre que ha sido necesario. Y seguiremos haciéndolo.

Hemos visto como oportunistas de todo pelaje han tratado de aprovecharse de la muerte de Carlos, buscando lavarse la cara con su “apoyo”, tratando de conseguir renombre, afiliados u otros beneficios políticos.

Es previsible que en los próximos años los grupos fascistas y de extrema derecha sufran un auge considerable. El capitalismo y sus instituciones democráticas están creando las condiciones para ello. La crisis que se avecina tras varios años de “crecimiento económico” (crecimiento de las cuentas corrientes de los empresarios, cuyos beneficios han aumentado un 70% en los últimos años mientras los salarios reales permanecían estancados) está preparando el terreno. Las crisis las pagamos los de siempre, los trabajadores, y en esta situación los grupos fascistas intentan pescar afiliados culpando a los más débiles de los problemas del resto. Culpan a los inmigrantes del paro, los bajos salarios, la saturación de los servicios públicos cuando en verdad los verdaderos responsables son políticos y empresarios que utilizan la inmigración como un arma para engordar sus beneficios y dividir a los trabajadores. Pretenden enfrentarnos entre nosotros a los de abajo para que ellos, los de arriba, puedan seguir a nuestras espaldas.

No es posible luchar contra los nazis y la extrema derecha sin enfrentarnos al sistema que produce el caldo de cultivo donde van a crecer. Debemos enfrentarnos a los fascistas que intentan dividirnos y debemos forjar los lazos de clase con el resto de trabajadores, de aquí o de fuera. Sólo la solidaridad y la autoorganización nos permitirán acabar con la lacra fascista. Carlos murió tratando de frenar una manifestación xenófoba.
Como hemos dicho siempre, el mejor homenaje que podíamos rendir a nuestros compañeros caídos es continuar la lucha, su lucha, nuestra lucha.